En esa época, sin formación adecuada, nuestras intervenciones muchas veces interferían con las tácticas de CONAF, como las quemas controladas (o “contra fuegos”) para evitar la propagación del incendio. Pero, al carecer de coordinación, nuestro intento de sofocar el fuego podía afectar negativamente sus esfuerzos de contención.
Por esto, en 1993 CONAF capacitó a nuestros primeros voluntarios en técnicas de combate de incendios forestales, incluyendo a Marco Arévalo y Edgardo Schmidt, quienes hoy ostentan el título de Bomberos Honorarios de nuestra compañía.
Además de esta formación, CONAF nos proporcionó un kit de herramientas forestales, que impulsó una nueva etapa en nuestra compañía, y marcó el inicio de capacitaciones continuas para cada nuevo voluntario que se sumaba a nuestras filas.
De esta forma, nuestra experiencia y dedicación en este tipo de emergencias nos llevaron a ser solicitados en otras regiones, incluyendo en 2011-2012, cuando apoyamos la extinción del devastador incendio en el Parque Nacional Torres del Paine. De hecho, nuestra presencia allí, la cual fue identificable por nuestras distintivas chaquetas naranjas, fue un símbolo de nuestro compromiso.
La experiencia adquirida durante esta trayectoria, nos permitió enviar a nuestros primeros voluntarios a capacitarse internacionalmente en Monte Maíz, Córdoba, Argentina. Entre ellos, se destacaron Marcelo González, Pedro Bello, Michel Sandoval, Álvaro Vidal y Diego Rosas.
Además, con el deseo de compartir nuestro conocimiento, en 2014 realizamos nuestro primer curso de incendios forestales a nivel regional en Biobío. Y, gracias al éxito de este curso, en 2016 decidimos extenderlo a nivel nacional, capacitando a más de 2,000 bomberos voluntarios de distintas regiones.
Con un espíritu de servicio y sin fines de lucro, nuestro objetivo ha sido y seguirá siendo proteger y preparar a otros para enfrentar los incendios forestales, transmitiendo nuestra experiencia y compromiso a las futuras generaciones de bomberos.